Como la broma que hace aquel que toca tu puerta, y al abrir se esfuma, la vida a veces es igual de graciosa. Te ilusiona, te hace creer que todo ha llegado, y de repente, desaparece o simplemente cambia. Si esperas a alguien ilusionado, quedaras roto al ver que nadie te espera al otro lado, si simplemente abres la puerta arriesgándote a ver qué pasa, sabes que tienes las mismas posibilidades de ganar o perder, y si pierdes, el chasco es bastante más pequeño. Iré por la vida arriesgando, porque ilusionarme siempre me lleva al mismo destino. Debo no hacer tanto caso a lo que pueda llamar a esa puerta y más a lo que estuvo siempre al lado de ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario